martes, 13 de enero de 2009

Critica




Dedo que apunta al dedo que apunta.Según Dave Liebman la profesión de crítico es una de la más viles, cerca de la publicidad y el mercadeo, instaladas en el espacio de la cobardía y el sigilo para actuar sobre seguro, y ya en el anillo de la plusvalía más alejada de los centros del trabajo, medrar con total impunidad sobre los otros. Aparte, debe despejarse de este tema el pequeño comentario, envidia o simplemente el fracaso del espectador cuando en rueda de camarines un mínimo colega ataca la obra.
Sin embargo puede tener razón cuando, por azar, la malevolencia le afinará al zopenco envidioso sus instrumentos.
Problemas de las artes escénicas por la fluidez de sus bases materiales.
A la anestesia que produce el impacto de la puesta en escena,que marea al espectador incauto, hay que agregarle los vicios del mundo moderno: el ingenio,lo profesional para esconder los conformismos, las estéticas repulsivamente trabajadas tipo teatro universitario para arribistas, el tino y la complacencia en los "equilibrios " para exhibir una artesanía de entregados y asegurados. Para llevar al teatro al lugar de la moral, la escena debe cargarse de la máxima densidad que las partes de la máquina soporten. Escritura, matemáticas , plástica, música comparten el sitio de la moral porque dejan su materia en el mundo físico. Y la música también, porque aunque transcurra, debe construirse con la objetividad de sus medios instrumentales y la racionalidad en la identidad: la teoría es el instrumento. Cualquier persona culta sabe que el más potente de los instrumentos musicales es un lápiz.
La verdadera crítica es la respuesta a una obra con otra obra, donde se refuten y modulen las impregnaciones del inconsciente activado por el grupo de trabajadores y ejecutores, y las fuerzas del consciente capturadas puedan resituarse hacia un otro lugar "mejorado".

John Streeter

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